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 QUISTES
MAXILARES

Los quistes maxilares o mandibulares son "sacos o bolsas" llenas de líquido que pueden formarse en el tejido óseo de la mandíbula. Estos quistes pueden aparecer en personas de todas las edades y suelen ser indoloros, pero pueden causar inflamación o infección si no se tratan. 

Los tipos más comunes de quistes mandibulares son:

 

  • Quistes radiculares: Estos quistes se forman como resultado de una infección en la pulpa de un diente. Son el tipo más común de quiste maxilar y suelen formarse cerca de las raíces del diente afectado.

  • Quistes dentígeros: Estos quistes se forman alrededor de la corona de un diente no erupcionado o parcialmente erupcionado. Son más frecuentes en las muelas del juicio y pueden causar inflamación o infección si no se tratan.

  • Queratoquistes odontogénicos: Estos quistes son más agresivos que otros tipos de quistes maxilares y tienen una mayor tasa de recurrencia. Suelen formarse en el maxilar inferior y pueden causar dolor o inflamación.

  • Ameloblastoma: Es considerado tumor benigno, pero la apariencia radiológica pudiera confundir con un quiste maxilar. Se forma en el revestimiento del folículo dental. Puede crecer y causar inflamación o destrucción ósea si no se trata.

Los quistes maxilares suelen detectarse mediante radiografías dentales o pruebas de imagen, como tomografías computarizadas o resonancias magnéticas. 

 

El tratamiento depende del tipo y tamaño del quiste, pero puede incluir:

 

  • Observación: Los quistes pequeños y asintomáticos pueden no requerir tratamiento y pueden controlarse con revisiones dentales periódicas y radiografías.

  • Extracción: En algunos casos, puede ser necesario extraer el diente o dientes afectados para eliminar el quiste.

  • Enucleación: Se trata de un procedimiento quirúrgico que consiste en extraer el quiste de la mandíbula. A continuación, se limpia la zona y se alisa el hueso para evitar que el quiste vuelva a aparecer.

  • Marsupialización: Se trata de un procedimiento quirúrgico menos invasivo que consiste en drenar el quiste y crear una pequeña abertura en el hueso maxilar para permitir su drenaje. Puede realizarse junto con la enucleación para reducir el riesgo de recidiva.

 

La detección y el tratamiento precoces son importantes para prevenir complicaciones y garantizar el mejor resultado posible.

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